Los viajeros de Manhattan ya llevaban meses utilizando el Fulton Center, el centro de transporte suburbano diseñado y rehabilitado tras los atentados del 11-S, antes de su inauguración oficial. Gran parte del complejo estaba cerrado al público, oculto tras vallas publicitarias y lonas de construcción que ocultaban su magnificencia arquitectónica. Pero finalmente, casi una década después de la firma del primer contrato para la construcción del complejo, la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) de Nueva York, operadora de la red de metro de la ciudad, retiró las lonas y declaró oficialmente inaugurado el complejo. La gran inauguración tuvo lugar el pasado 10 de noviembre.
Básicamente, el objetivo del proyecto era acabar definitivamente con la maraña de líneas de metro que convergen en esta parte del distrito financiero de Nueva York. Estas líneas se remontan a la construcción del metro de Nueva York hace poco más de un siglo. A lo largo de los años, esta situación ha generado una gran cantidad de fricciones.
Así, en la ceremonia de inauguración del pasado noviembre, uno de los objetivos declarados del nuevo complejo fue simplificar el desplazamiento diario de las 300.000 personas que se prevé que transiten por Fulton Center a diario. El presidente de la MTA, Thomas Prendergast, describió el complejo como «el próximo gran espacio público de Nueva York». Su declaración coincidió con la de Grimshaw, los arquitectos responsables del óculo de vidrio y acero de tres plantas que corona el complejo, al que denominan «la puerta de entrada al Bajo Manhattan».
Tras la fachada de 42 metros de la entrada al complejo, una serie de escaleras mecánicas conducen a los andenes del metro, 12 metros por debajo del nivel de la calle. Y en lo alto, abarcando todo el atrio, se encuentra el elemento distintivo del Centro Fulton: el óculo cónico, de 70 metros de alto y 50 metros de ancho, creado en colaboración con James Carpenter Design Associates. El óculo contiene 952 diamantes de aluminio perforados confinados entre los anillos superior e inferior, actuando el anillo inferior como elemento tensor. Llamada «Red Reflectora del Cielo», esta estructura se mueve según los cambios de luz natural y la reflectancia del cielo, lo que significa que la cúpula cambia de tono constantemente. La intención, según los arquitectos, era dotar al complejo de su propio cielo, aunque una de las funciones más mundanas de la red es actuar como embudo de evacuación de humos.
Afortunadamente, la cúpula se puede admirar desde muchos puntos de la estación, incluido el entrepiso entre el nivel de la calle y el metro, donde hay tiendas, bares y restaurantes.
Fuente: Architectural Record