Luz verde para la 'Pirámide de la Libertad' en Jerusalén

Después de varios meses de estudio, el Comité Municipal de Jerusalén Finalmente aprobó la construcción de un edificio de gran altura en el corazón de la capital israelí, con la esperanza de revitalizar el centro de la ciudad.

Concebido por Daniel Libeskind, arquitecto polaco y creador del Museo Judío de Berlín y del Memorial del 11-S del World Trade Center de Nueva York, la 'Pirámide de la Libertad' estará situada junto al mercado Mahane Yehuda en el centro de Jerusalén, sobre las ruinas del antiguo teatro Edén.

Libeskind se une en esta ocasión al arquitecto israelí Levi Yigali, quien diseñó la torre para múltiples aplicaciones comerciales, además de varias unidades residenciales.

La estructura será de piedra y cristal, con una altura de 105 metros y revestida con motivos judíos, como estrellas de David incrustadas en su exterior. La torre de 26 plantas albergará 200 apartamentos, un hotel boutique, una plaza pública rodeada de tiendas, un observatorio y restaurantes en la cima, una vez finalizada en 2019.

Liderado por el teniente de alcalde Kobi Kahlon, el comité local de planificación y construcción aprobó el proyecto casi por unanimidad. Pepe Alalu fue el único miembro del Consejo que se opuso, alegando que la torre excedía la altura máxima permitida con sus 26 plantas. Sin embargo, el comité aprobó el proyecto el pasado mayo, indicando que la construcción debe comenzar en los próximos cinco años, ya que de lo contrario los permisos de construcción podrían ser revocados.

Por último, el 'Pirámide de la libertad' Será diferente a lo que Levi y Libeskind habían anticipado originalmente. En 2011, ambos arquitectos inauguraron un edificio de 24 plantas y una torre de cristal. Desde entonces, el diseño del edificio se ha modificado para incluir más servicios y las cuatro plantas de la zona comercial.

Si bien el municipio de Jerusalén ha impulsado la transformación del centro de la ciudad en un centro comercial, empresarial y turístico en los últimos años, arquitectos, urbanistas y políticos han advertido que las altas torres podrían dañar el singular patrimonio histórico de la ciudad. El horizonte de Jerusalén está ahora salpicado de numerosos rascacielos construidos en el pasado cuando el municipio no cumplía con las estrictas normas de construcción de la ciudad. Por ello, Libeskind ha declarado: «La pirámide será un puente entre las tradiciones y los mitos antiguos, a la vez que ofrecerá una reinterpretación del siglo XXI de esta gran construcción... el diseño complementará el contexto y ofrecerá al barrio un espacio público vibrante en el corazón del casco antiguo».

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